Visión

Ser un hogar para la infancia y sus familias, en donde puedan compartir sus talentos y necesidades a través del juego, el arte, la ciencia, la música y el deporte.

Cultivar y fortalecer los vínculos con la comunidad para que los niños puedan aprender de nuestro ejemplo y observar más allá de las limitaciones sociales y puedan descubrirse a sí mismos.

Misión

Acompañar al niño en el desarrollo de sus dimensiones humanas, su autoestima, sus cualidades adaptativas, creando un ambiente que los ponga en contacto con experiencias diversas, donde desarrollen sus talentos y lenguajes expresivos para la autorrealización.

¿Por qué elegir Colibrí?

Colibrí está orientado a desarrollar capacidades y talentos, no en calificar y comparar. Creamos un espacio que le permita a los niños pensar y actuar por sí mismos, ayudándolos a desarrollar confianza y disciplina interior, por lo que somos su segundo hogar, un lugar donde los niños puedan sentirse cómodos, seguros y libres de ser ellos mismos.

Colibrí está orientado a desarrollar capacidades y talentos, no en calificar y comparar. Creamos un espacio que le permita a los niños pensar y actuar por sí mismos, ayudándolos a desarrollar confianza y disciplina interior, por lo que somos su segundo hogar, un lugar donde los niños puedan sentirse cómodos, seguros y libres de ser ellos mismos.

Los niños son el objetivo principal de la enseñanza, y la educación está basada en que cada niño sea capaz de desarrollar su propia individualidad a través del desarrollo de sus talentos.

Los profesores y guías son un apoyo para que el niño se vaya descubriendo a sí mismo y experimente sus intereses en un ambiente estructurado y seguro que lo guiará en su aprendizaje.

Queremos inspirar a los niños para que el aprendizaje siga siendo el motor de sus acciones, y motivarlos a construir sus propios pensamientos.

Confiamos en que, al inspirar a los niños, ellos construirán un mundo nuevo que todos como seres humanos nos merecemos, pero que los adultos perdimos la capacidad de imaginarlo.

Sabemos que para que el niño pueda florecer y desplegar su autenticidad, necesita un ambiente de libertad, juego y de gozo.

Estamos conscientes de que los niños no necesitan que les digamos que hacer, solo necesitan sentirse seguros para descubrirlo por ellos mismos.

Necesitamos otra generación de seres humanos, que piensen por sí mismos, que no tengan miedo de expresarse, que se respeten y amen a ellos mismos y por consiguiente respeten y amen su entorno, de esta forma construirán un mundo mejor donde puedan brillar y alzar su vuelo.

Valores

que cultivamos como guías
y que transmitimos a los niños
con nuestro ejemplo

El niño está hecho de cien

El niño tiene cien lenguajes
cien manos, cien pensamientos
cien modos de pensar,
de jugar, de hablar.

El niño tiene cien lenguajes
cien manos, cien pensamientos
cien modos de pensar,
de jugar, de hablar.

Cien, siempre cien modos de escuchar,
de maravillarse, de amar.
Cien alegrías para cantar y entender,
cien modos de descubrir, de inventar
cien modos de soñar.

El niño tiene cien lenguajes
y cientos más, pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
separan la cabeza del cuerpo

Le dicen al niño:
que piense sin manos
que trabaje sin cabeza
que escuche y no hable
que entienda sin alegría
que ame y se asombre
pero en Semana Santa y Navidad…

Le dicen al niño:
que descubra un mundo que ya existe
y de cien le quitan noventa y nueve,

Le dicen al niño:
que el trabajo y el juego
la realidad y la fantasía
la ciencia y la imaginación
el cielo y la tierra
la razón y los sueños
son cosas que no están unidas.

Le dicen en resumen
que el cien no existe.

Pero el niño exclama:
¡Que va, el cien existe

Loris Malaguzzi.